1 de abril de 2013

¿Decir o no decir la ubicación de las especies observadas?

Cuando escribo un artículo tras una inmersión y cuelgo la fotografías en el blog siempre me surge la eterna duda, ¿digo o no digo el lugar donde la he observado?



Me encantaría poder decir la inmersión, a narrarla con todos sus pormenores pero siempre me acecha la idea de... ¿quién lo leerá? ¿será alguien cuidadoso?

Muchas de las especies que más nos atraen para visualizar son aquellas que son más grandes o que desde siempre han tenido un valor, ya sea económico o sentimental.

Ver un mero, que tiene valor sentimental y económico, es impresionante, ver ciertos corales, como el coral rojo también, detectar una zona de congrios o ver caballitos de mar son muy llamativas. El problema radica cuando hay buceadores o pescadores submarinos que acuden a los estos lugares y o bien pescan lo que hay (si son buenos y/o tienen suerte) o bien esquilman el fondo y se llevan todo lo que hay.

¿Cuántas veces no he visto buceadores coger algo del fondo y guardárselo en el jacket y decir que no hay que llevarse nada? Si aún es una concha vacía puede tener un cierto pase, pero llevarse caracolas vivas o trocitos de coral, o, en definitiva, seres vivos creo que es algo reprobable y que produce una alteración en el medio más allá de sólo mirar.

Por este motivo, procuro no decir el lugar de observación sobretodo para evitar tentaciones malsanas.

¿Vosotros qué opináis? ¿Divulgaríais la localización exacta de las especies? ¿Qué pensáis de que se lleven conchas vacías del fondo marino?

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