15 de enero de 2013

El mercurio, el mar y los peces: una mala combinación


Leyendo las últimas noticias y tuits, veo la noticia de que “Oceana se opone al vertido al mar de los dragados contaminados del puerto de Maó”, a consecuencia del alto contenido en metales pesados y en mayor medida de mercurio. Así que se me ha ocurrido escribir un poco sobre el tema y su relación con el pescado, que hace dos años dio que hablar por  la recomendación a las mujeres embarazadas de no consumir ciertas especies por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (noticia aquí y recomendaciones aquí) que siguen vigentes.


¿Por qué tantas vueltas con el mercurio?


El mercurio es un metal pesado con una alta toxicidad que en su forma más frecuente, metilmercurio, pasa con facilidad a los tejidos, especialmente en el caso de mujeres embarazadas y en período de lactancia pues se disuelve con facilidad en la grasa de los tejidos por lo que traspasa la placenta y se encuentra en la leche materna (rica en grasas).

Entre los efectos adversos del mercurio se pueden encontrar los siguientes:

  •  Interfiere gravemente en el desarrollo neuronal del feto y niños pequeños: provoca problemas en el desarrollo pensamiento cognitivo, la memoria, atención, lenguaje, motricidad fina y visión espacial
  • Otros efectos que pueden provocarse en adultos son: problemas en la visión periférica, sensaciones como hormigueo (normalmente en pies, manos y alrededor de los labios), falta de coordinación de movimientos, problemas en el habla y audición y debilidad muscular.

A lo largo de la historia ha habido vertidos de mercurio que han acabado con decenas de personas fallecidas por consumo de marisco y pescado contaminado, como es el desgraciadamente famoso caso sucedido en Minamata (Japón) entre la década de los 30 y los 70 que dio nombre a la enfermedad de Minamata de envenenamiento por mercurio.

Estos casos dieron la alerta sobre la peligrosidad de los vertidos de metales pesados al mar y los países comenzaron a tomar cartas en el asunto para controlarlos. (Con la excepción de España, donde es una vergüenza que los vertidos a la bahía de Portmán en Cartagena continuaran hasta casi los 90).

¿Y por qué el pescado está afectado?


El mercurio se encuentra en el agua de mar disuelto en forma de metilmercurio por lo que los organismos marinos cuya respiración es a través de branquias, absorben este compuesto.

Como he dicho antes, el metilmercurio es soluble en la grasa del animal por lo que permanece en él durante toda su vida y progresivamente se va incrementado. A este efecto se le llama bioacumulación y por tanto, a peces de mayor tamaño y longevidad mayor riesgo de poseer un contenido alto de mercurio.

Sin embargo, no sólo es este el problema si no que el metilmercurio se biomagnifica, esto quiere decir, que cuando los predadores se alimentan de peces más pequeños están absorbiendo el metilmercurio que tienen en su organismo y por tanto, acumulando mucho más. Cuanto más arriba esté el pez en la cadena trófica mayor probabilidad de tener una alta cantidad de metilmercurio en sus tejidos.

Por este motivo, los grandes peces como el atún, el pez espada, tiburones… presentan un gran contenido y su ingesta continuada puede provocar intoxicación por mercurio.

¿A cuánto metilmercurio puede exponerse una persona?


Recientemente, en diciembre de 2012, se sugirió rebajar el nivel de exposición al mercurio hasta el 1.3 microgramo/Kg por debajo de lo que sugiere el panel de expertos de la FAO en aditivos alimentarios (JECFA) (1,6 microgramos/kg). Estos límites son relevantes para los consumidores que consumen pescado en grandes cantidades, debiendo huir de las especies mencionadas anteriormente.

Sin embargo, otros estudios han señalado que los beneficios de consumir los ácidos omega-3 del pescado pueden compensar los efectos negativos del metimercurio.

En general, no se han hallado exceso de niveles de mercurio en la población exceptuando bebés y niños pequeños, donde sí se han detectado casos que rebasan los límites de exposición.

Como nota, hay que señalar que gran parte de la población lleva empastes dentales que incluyen mercurio y que esta es otra fuente de exposición que debe añadirse a la ingestión por los alimentos.

Conclusión


Hoy por hoy a nivel individual no hay que preocuparse demasiado si sigue una dieta normal salvo en las recomendaciones de la AESAN mencionadas arriba sobre el consumo para mujeres embarazadas, en período de lactancia y niños. Otra cosa es que nos excedamos comiendo pescado sobre todo grandes peces (atún, pez espada, bacalao,…) pero… ¿a nivel global?

La lucha contra la contaminación por metales pesados, y especialmente por mercurio en el mar, como mencionaba arriba en el artículo enlazado de Oceana es muy importante ya que no existen soluciones sino sólo mecanismos preventivos.

Hay que evitar a toda costa el vertido de residuos peligrosos al mar y la concienciación de empresas en el desarrollo de técnicas menos contaminantes, la depuración de aguas residuales, el establecimiento de leyes y su vigilancia de cumplimiento (que luego hay muchas leyes pero no se cumple ninguna).

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