Leyendo las últimas noticias y tuits, veo la noticia de que
“Oceana
se opone al vertido al mar de los dragados contaminados del puerto de Maó”,
a consecuencia del alto contenido en metales pesados y en mayor medida de
mercurio. Así que se me ha ocurrido escribir un poco sobre el tema y su
relación con el pescado, que hace dos años dio que hablar por la recomendación
a las mujeres embarazadas de no consumir ciertas especies por la Agencia
Española de Seguridad Alimentaria (noticia aquí
y recomendaciones
aquí) que siguen vigentes.
¿Por qué tantas vueltas con el mercurio?
El mercurio es un
metal pesado con una alta
toxicidad que en su forma más frecuente, metilmercurio, pasa con facilidad
a los tejidos, especialmente en el caso de mujeres embarazadas y en período de
lactancia pues se disuelve con facilidad en la grasa de los tejidos por lo que
traspasa la placenta y se encuentra en la leche materna (rica en grasas).
Entre los efectos adversos
del mercurio se pueden encontrar los siguientes:
- Interfiere gravemente en el desarrollo neuronal del feto y niños pequeños: provoca problemas en el desarrollo pensamiento cognitivo, la memoria, atención, lenguaje, motricidad fina y visión espacial
- Otros efectos que pueden provocarse en adultos son: problemas en la visión periférica, sensaciones como hormigueo (normalmente en pies, manos y alrededor de los labios), falta de coordinación de movimientos, problemas en el habla y audición y debilidad muscular.
A lo largo de la historia ha habido vertidos de mercurio que
han acabado con decenas de personas fallecidas por consumo de marisco y pescado
contaminado, como
es el desgraciadamente famoso caso sucedido en Minamata (Japón) entre la década
de los 30 y los 70 que dio nombre a la enfermedad de Minamata de envenenamiento
por mercurio.
Estos casos dieron la alerta sobre la peligrosidad de los
vertidos de metales pesados al mar y los países comenzaron a tomar cartas en el
asunto para controlarlos. (Con la excepción de España, donde es una vergüenza que los
vertidos a la bahía de Portmán en Cartagena continuaran hasta casi los 90).
¿Y por qué el pescado está afectado?
El mercurio se encuentra en el agua de mar disuelto en forma
de metilmercurio por lo que los organismos marinos cuya respiración es a través
de branquias, absorben este compuesto.
Como he dicho antes, el metilmercurio
es soluble en la grasa del animal por lo que permanece en él durante toda su
vida y progresivamente se va incrementado. A este efecto se le llama bioacumulación y por tanto, a peces de
mayor tamaño y longevidad mayor riesgo de poseer un contenido alto de mercurio.
Sin embargo, no sólo es este el problema si no que el metilmercurio
se biomagnifica, esto quiere decir,
que cuando los predadores se alimentan de peces más pequeños están absorbiendo
el metilmercurio que tienen en su organismo y por tanto, acumulando mucho más.
Cuanto más arriba esté el pez en la cadena trófica mayor probabilidad de tener
una alta cantidad de metilmercurio en sus tejidos.
Por este motivo, los grandes peces como el atún, el pez
espada, tiburones… presentan un gran contenido y su
ingesta continuada puede provocar intoxicación por mercurio.
¿A cuánto metilmercurio puede exponerse una persona?
Recientemente, en diciembre de 2012, se sugirió rebajar el
nivel de exposición al mercurio hasta el 1.3 microgramo/Kg por debajo de lo que
sugiere el panel de expertos de la FAO en aditivos alimentarios (JECFA) (1,6
microgramos/kg). Estos límites son relevantes para los consumidores que
consumen pescado en grandes cantidades, debiendo huir de las especies
mencionadas anteriormente.
Sin embargo, otros estudios han señalado que los beneficios
de consumir los ácidos omega-3 del pescado pueden compensar los efectos
negativos del metimercurio.
En general, no se han hallado exceso de niveles de mercurio
en la población exceptuando bebés y niños pequeños, donde sí se han detectado
casos que rebasan los límites de exposición.
Como nota, hay que señalar que gran parte de la población
lleva empastes dentales que incluyen mercurio y que esta es otra fuente de
exposición que debe añadirse a la ingestión por los alimentos.
Conclusión
Hoy por hoy a nivel individual no hay que preocuparse demasiado
si sigue una dieta normal salvo en las
recomendaciones de la AESAN mencionadas arriba sobre el consumo para
mujeres embarazadas, en período de lactancia y niños. Otra cosa es que nos
excedamos comiendo pescado sobre todo grandes peces (atún, pez espada,
bacalao,…) pero… ¿a nivel global?
La lucha contra la contaminación por metales pesados, y
especialmente por mercurio en el mar, como mencionaba arriba en el artículo
enlazado de Oceana es muy importante ya que no existen soluciones sino sólo
mecanismos preventivos.
Hay que evitar a toda costa el vertido de residuos
peligrosos al mar y la concienciación de empresas en el desarrollo de técnicas
menos contaminantes, la depuración de aguas residuales, el establecimiento de
leyes y su vigilancia de cumplimiento (que luego hay muchas leyes pero no se
cumple ninguna).
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