Ayer mismo hablaba con un conocido aficionado al buceo sobre
Cabo de Palos. Me comentaba (muy contento) que buceando en Diciembre había
visto muchísima vida y que simplemente con estarse quieto bastaba para ver cardúmenes
de peces y sentirse dentro de un documental viendo las interacciones entre las
distintas especies.
Lo que más le sorprendió fue cuando le dijeron que al estar
la zona protegida había tantísimos peces que habían salido de la zona de
reserva hacia las zonas donde sí se podía pescar. Esto es lo que se conoce como
"efecto reserva" y es uno de los más interesantes para los pescadores
de las zonas donde se realizan tareas de protección. Tal vez así se consiga un
mayor avance en la concienciación de la sociedad en la necesidad de crear
espacios protegidos en el mar que finalmente redundan en beneficio de todos.
¿Cómo funciona el efecto reserva?
Cuando un espacio está protegido se permite que el medio
natural se recupere a su ritmo natural y se producen una serie de cambios más o
menos rápidos hasta que se encuentra de nuevo el equilibrio. En el Mediterráneo
se considera que son necesarios de 3 a 4 años para observar resultados.
En primer lugar, se percibe la recuperación de la
ictiofauna, es decir, de las especies de peces. No sólo se incrementan en
número sino que su estructura poblacional se recupera aumentando el número de
individuos de las tallas más grandes. También se observa que los peces son más
proclives a acercarse al hombre y por tanto el buceo se convierte en una
experiencia mucho más enriquecedora.
A la vez pero mucho más lentamente comienza la recuperación
de los fondos y los hábitats en algunos de los cuales como las praderas de
Posidonia oceánica las larvas y juveniles se encuentran a resguardo de
depredadores y permite que abastezcan las poblaciones de la zona de reserva.
También las comunidades de invertebrados se recuperan y se incrementa la
biodiversidad de la zona mejorando la calidad biológica de la zona.
A la larga, este incremento provoca que los individuos
tengan que colonizar nuevas áreas porque hay un exceso de individuos y por
tanto “desbordan” la zona de reserva y abasteciendo a las zonas habituales de
pesca que se encuentran fuera de la reserva con larvas, juveniles y adultos.
En la actualidad el “Efecto reserva” es de los más
estudiados para validar la efectividad de las reservas marinas lo cual redunda
en mayores argumentos para reivindicar la necesidad de la protección marina en una superficie mayor de lo que es en la actualidad.
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